Hace ya mucho tiempo que las consolas dejaron de ser un juguete exclusivo para niños. En los 80 y la primera mitad de los 90, las videoconsolas eran usadas mayormente por niños y adolescentes, una tendencia que comenzó a cambiar cuando esa generación fue creciendo y dejando atrás la infancia solicitaba juegos más complejos y mas reales, desplazando sobremanera al público infantil que cada vez recibe menos juegos para ellos y a los que poco se les puede aconsejar alguna consola más allá de las de Nintendo.
Sabiendo que existe este hueco en el mercado, Leapfrog se adentra en el terreno consolero con una consola enfocada a niños por menos de 150$. No es el primer intento de videoconsola infantil. Sega ya lo intentó en 1994 con su Sega Pico que en Japón fue todo un éxito y del que se siguen comercializando algunos títulos. V-tech tiene un importante mercado con su consola infantil V-Smile e incluso Leapfrog lo intentó con su Leapster portátil. La consola de Leapfrog va un paso más allá. Además de intentar seducir a padres con su concepto educativo, también pretende hacerlo a través de su habilidad para hacer que los niños se muevan y encadile así a padres que prefieren ver a sus hijos haciendo ejercicio que sentados delante del televisor.
La consola incluye un novedoso sistema de control que permite jugar de tres formas distintas: con el cuerpo como si usáramos Kinect, con el mando con sensor de movimiento y de forma tradicional. El mando incluye dos partes móviles para hacerlo mucho más versátil.
La consola usará cartuchos tanto como apps descargables en una memoria interna de 16 gb a través de su wif incorporada. Todavía no se conocen planes de comercializarse fuera de Estados Unidos.