El nuevo récord se estableció el pasado viernes 24 de noviembre cuando el FBI recibió 203.068 peticiones de antecedentes penales por parte de vendedores de armas. Un nuevo récord que supera al marcado el año pasado este mismo día, en más de un 10%.
El hecho es que mientras en países como España lo que más se suele comprar en ese día importado de EEUU suelen ser ropa o tecnología, en su país de origen, se siguen batiendo todos los récords de ventas de armas marcados anteriormente.
La explicación del incremento de este año puede estar directamente relacionado (además de con las ofertas de ese día), con la matanza que se produjo días atrás en una iglesia en el estado de Texas, donde murieron 26 personas.
Históricamente este tipo de sucesos ha marcado un incremento importante en la venta de armas. Hace unos meses cuando un jubilado mato a 59 personas, las empresas que se dedican a la fabricación de armas subieron sustancialmente en bolsa, algo que denota que el pueblo norteamericano lejos de dejar de lado esta costumbre, incrementa sus compras seguramente en la mayoría de los casos para protegerse frente a posibles ataques.
El hecho es que el Black Friday unido a las recientes matanzas ocurridas en suelo estadounidense, han formado un cóctel que ha hecho que se dispare la venta de armas en un país en el que en mi opinión sobran, el Black Friday no es tan bonito como nos gustaría, al menos en su país de origen.